La ampliación de las actividades en la granja, las denominadas actividades multifuncionales y la participación de elementos del patrimonio cultural aportaron un valor añadido a la granja. El valor añadido es la creación de contactos y la cooperación con personas de diversas disciplinas. Sus productos no sólo tienen un valor añadido calculado en el precio del producto. Cada producto es sobre todo una historia y por eso sus productos se presentan de esta manera. Esto significa, por ejemplo, que el producto de lana tiene una etiqueta y en la etiqueta está escrito qué ovejas dieron su lana a un producto concreto, cuál era el nombre de la oveja, la raza y quién creó el producto.

El mayor impacto de las actividades multifuncionales en la granja es que realizan sus planes y sus propias ideas. Al mismo tiempo, son responsables de todo. Hacen lo que quieren hacer y deben aceptar la burocracia innecesaria. Sus logros son suyos y, a la inversa, también deben ocuparse de sus problemas por sí mismos. No se trata sólo de negocios, sino de una forma de vida que les ha permitido criar a sus hijos para que amen la agricultura y la artesanía. El hijo menor, gracias a estas condiciones, se convirtió en herrero artístico y el mayor ama los animales y le gusta guiar a los visitantes en la granja. El cambio generacional parece estar resuelto en su caso. La apertura de la granja al público también ha tenido éxito en la preservación de las tradiciones rurales. En cooperación con los granjeros de los alrededores, tratan de evitar que la agricultura tradicional reemplace el césped cortado y las piscinas de cada casa de campo. La originalidad de sus productos es bien conocida y, por lo tanto, tienen éxito en la venta de productos. Tratan de cooperar con otros procesadores de lana y han fundado un club de procesadores de lana. No compiten entre sí en el club, pero cooperan en la educación y gracias a la cooperación con la Unión de Criadores de Ovejas y Cabras esperan tener éxito.